Rutas por la Serranía de Ronda

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“La información que aparece sobre esta ruta de senderismo solo pretende dar a conocer la misma.
El texto fue escrito hace ya algún tiempo y puede que no esté actualizado”

“Si desean realizar la ruta es recomendable contrastar la información, utilizar guías técnicas especializadas
y no basarse sólo en esta información”

 
Rutas por la Serranía de Ronda
Título: Al Cerro Cascajeras
Zona: Valle del Genal
Autor: Luis Sarasola Luna
 
 
1. Nombre o nombres
Cerro Cascajares o Cascajeras
 
2. Localización administrativa
Término municipal de Igualeja.

3. Localización a partir de un locus de referencia

14 km al S 34º SE de Ronda.

4. Topografía

En la sierra Blanca de Igualeja. 
Por el O desciende hacia el valle del Genal y sus aguas vierten a este río por varios arroyos.

Por el S sus laderas bajan hasta el cauce del río Seco de Igualeja, tributario también del Genal.

Por el E y el N lo limita el arroyo de la Fuenfría, que se une luego al de las Carboneras, afluente del Guadalevín o río Grande de Ronda.

5. Motivación

Proximidad al contacto entre las peridotitas y los mármoles de la Unidad de las Nieves.
Explotaciones mineras a cielo abierto: canteras de mármol y minas de magnetita.

Proximidad a la Fuenfría y su interesante entorno forestal, geológico y paisajístico.

Panorama privilegiado del valle del alto Genal y de las laderas sudoccidentales del macizo formado por la sierra de las Nieves y la sierra Blanca de Tolox.

Visión de conjunto de la gran masa peridotítica que se extiende de SE a SO.

6. Vértices geodésicos

Cascajares es vértice geodésico de tercer orden y su hito se conserva razonablemente bien. Una grieta atraviesa la base de lado a lado y la divide en dos, pero aun no se ha desmoronado.

7. Mapas

Hoja 15-45 (1065) Marbella del Mapa Militar de España E. 1:50.000, formada en 1.974.
Hoja 1.065 Marbella del Mapa Topográfico Nacional de España E. 1:50.000, puesta al día según datos de 1.972.

Hoja (1065) 2-1 del Mapa Topográfico de Andalucía E. 1:10.000.

Hoja 1.065-I Igualeja del Mapa Topográfico Nacional de España E. 1:25.000.

8. Aproximación: carreteras, pistas

Salimos de Málaga por la autovía E-15 (carretera nacional 340) en dirección a Marbella y Estepona e, inmediatamente antes de llegar a San Pedro de Alcántara, nos desviamos a la derecha en dirección a Ronda por la A-376 (antes carretera comarcal 339), pronto circulamos por el dominio de las sierras rojas, bermejas, pardas o negras, como se denominan en nuestra provincia a los macizos de peridotitas. La carretera asciende por las faldas occidentales de la sierra Palmitera; a nuestra izquierda, en los hondo, corre el río Guadalmina camino de Benahavis, de sus célebres angosturas y del Mediterráneo.

De pronto, al superar un puerto, aparece ante nosotros una mole blanco-grisácea: es la sierra Blanca de Igualeja. Ahora tenemos que poner toda nuestra atención en las plaquitas que señalan los puntos kilométricos. Entre el PK 142 y el PK 142 (o entre los puntos kilométricos 21 y 22 de la antigua carretera sobre la que se construyó la que vamos siguiendo) sigue existiendo una de las muchas “asas” que persisten de la vieja ruta, con su puente de arco de medio punto. Esta es fácilmente accesible a vehículos por la inexistencia de escalón lateral. Penetramos en ella despacio y ahí aparcamos.

9. Eventual refrigerio

Bar-Restaurante-Pensión “El Navasillo” (sic), en el PK 135.
Comida para tres (satisfactoria): ensalada, caldereta, revuelto de ajetes, revuelto de espárragos, rosada a la plancha, pan, bebidas y café, 1.450 pesetas por persona (26-XII-00).

Tel. 952 114 235 y 952 114 219.

10. Altura y forma

1.416 m.
La parte más alta del cerro presenta dos eminencias, cuyos puntos culminantes distan 252 m en línea recta, separadas por un puertecillo hasta el que llega un camino muy rústico que asciende desde las minas de la Fuenfría.

11. Desnivel

386 m.

12. Distancia geográfica

1.050 m (distancia topográfica 1.118 m).

13. Distancia para el caminante

Ascenso 2,2 km.
Descenso 4,2 km hasta la carretera y 6,2 km hasta el vehículo (2 km por la carretera), siguiendo para el descenso la opción 3ª.
Total 8,4 km.

14. Pendiente teórica

36 % (ángulo de 20º).

15. Pendiente para el caminante

18,7 % (ángulo de 11º).

16. Tiempo de ascenso y de descenso

Ascenso 1 h 30 min.

17. Itinerario organizado en hitos

Hitos propuestos:
1) “Asa” de la carretera vieja.

2) Socavón (probable cata en busca de mineral).

3) Puertecillo entre los mármoles y las peridotitas, en el límite del pinar.

4) Cumbre del promontorio más meridional (cota 1.409,5).

5) Vértice geodésico de Cascajares, 252 m al NO.

6) Bifurcación que conduce al puesto de observación militar de la solana, bajo la cumbre sudoriental.

7) Puerto por el que pasa el contacto entre los mármoles y las peridotitas.

8) Puerto en el que se toma el carril arruinado que desciende.

9) Bifurcación en forma de T.

10) Final de la pista arruinada, que muere colgada sobre la carretera.

11) PK 144 de la nueva carretera.

Hemos aparcado el coche en el “asa” de la carretera vieja (hito nº 1), junto al puente, bajo el que pasa un torrente que apenas lleva agua. Un camino de herradura muy rústico, con todo el aspecto de estar abandonado hace tiempo, asciende por la vertiente izquierda (derecha del sentido de marcha para el que sube) y otro, igualmente deteriorado, se eleva por la ladera derecha (izquierda de nuestro sentido de marcha) por encima de la carretera y paralelo a ella. Nosotros empezamos a caminar por el primero, rodeados por un matorral mísero de aulagas, matagallos y almoradux o mejorana (Thymus mastichina) y algún ejemplar aislado de pino resinero.

Pronto aparece delante una escombrera adosada a la ladera derecha del torrente (a nuestra mano izquierda), cuya parte superior es un llanete en el que crece un hermoso pino. El camino nos lleva hasta un gran socavón (hito nº 2) excavado en la ladera izquierda del barranco (a la mano derecha del que sube) que hace pensar en una cata de mineros y que está, precisamente, en el contacto de los mármoles con las peridotitas. A partir de aquí un mísero sendajo sigue ascendiendo hacia la confluencia de dos barranquillos. Sobre esta confluencia, entre las dos vaguadas, hay una excavación circular con reparos de mampostería que hace pensar en un nido de ametralladoras. Aquí encontramos un llanete, algo en pendiente, en el que la vegetación se caracteriza por la abundante presencia de almoradux y la escasez de las aulagas y matagallos que nos han ido acompañando. El sendajo se vuelve ahora hacia el E y vemos a poca distancia un puerto (hito nº 3) que separa un cerrete poco marcado de la cuerda que sube a Cascajares; por ahí va el contacto geológico que hemos señalado e, igualmente, el límite del bosque de pino marítimo; el esparto empieza a adquirir protagonismo. Nosotros subimos cómodamente por el interfluvio, eludiendo los arbustos y matas. Vamos por la linde del pinar, que queda a nuestra derecha; los pinos son viejos y poco airosos y tienen los troncos cubiertos de líquenes; unas pocas encinas sobreviven entre los pinos. 

Por encima del límite de los pinos queda un espartal por el que se adivina más que se ve una veredilla que serpentea buscando la cumbre. Este las matas de esparto hay matagallo (Phlomis purpurea) y matagallo amarillo (Phlomis lychnitis), pero pronto empiezan a aparecer los característicos híbridos (Phlomis composita Pau = Phlomis crinita ´ Phlomis lychnitis) del segundo con la oreja de burro (Phlomis crinita), híbridos que a su vez desaparecen más arriba para dejar espacio sólo a la última de las especies mencionadas. 

Conforme nos acercamos a la cumbre el esparto empieza a escasear y la piedra se hace dueña del paisaje. Estamos sobre un lapiaz muy fisurado, pero poco desarrollado, con grietas de tamaño centimétrico, y por tanto cómodo para caminar. En él aparecen las primeras almohadillas de Bupleurum spinosum. Enseguida alcanzamos la cima (hito nº 4) meridional del cerro (cota 1.409,5). Muy cerca de nosotros, hacia el NO, se levanta el promontorio que soporta el familiar hito que señala la presencia del vértice geodésico. Abajo, entre los dos, el puertecillo hasta el que llega el camino que procede de las minas de magnetita. En la falda del promontorio que soporta el hito destaca mucho, entre tanta roca, un gran ejemplar de sabina Juniperus phoenicea. A pocos metros de la cima en que nos encontramos, un poco por debajo y a la derecha hay restos de un refugio, no sé si pastoril o militar, levantado con grandes lajas de mármol.

Camino de la cima noroccidental (hito nº 5) descubrimos los primeros ejemplares de abarcapiedras, y, ya en ella, descubrimos una parcela colonizada por la efedra fina en la ladera de poniente.

Descenso. Opción 1a. Si bajamos desde el hito hacia el O alcanzamos una pista que pasa por el puerto que vemos desde lo alto siguiendo la dirección N-S. Si seguimos esta pista hacia el N y en todas las bifurcaciones buscamos el O alcanzaremos la carretera a unos tres kilómetros, en dirección a Ronda, del asa en la que hemos dejado el vehículo.

Descenso. Opción 2a (27-XII-00). Si llegado a la puerto mencionado en la Opción 1a seguimos la pista hacia el S descenderemos hacia una zona llana en la que se forman lagunajos en época de lluvias (de hecho la pista está construida en plena vaguada y el agua circula por ella abarrancándola). Si nos dirigimos hacia el SE, evitando los cortados artificiales de SO, llegaremos a una ladera de acusadísima pendiente pero que se puede bajar cómodamente por el escalonamiento que frecuentemente produce la erosión en esta calizas. Así alcanzamos el camino que partiendo del asa en la que dejamos el vehículo sube hacia el O. Aquí encontramos una enigmática construcción que nosotros interpretamos como una fortificación de tiempos de la guerra civil y un espacio excavado con reparos de mampostería que imaginamos levantados con fines defensivos. Por este camino volvemos al coche.

Descenso. Opción 3a (29-XII-00). Descendemos desde el hito de Cascajares hacia el puertecillo que separa las dos cumbres del cerro y llegamos a la desdibujada pista que llega hasta él. Nos dirigimos hacia el E, en dirección a las minas de la magnetita. A unos ciento cincuenta metros el camino se bifurca (hito nº 6) y, por mera curiosidad, tomamos el que, a mano derecha, rodea la cima meridional y muere bajo el acantilado que se precipita al S de la cota 1.409,5. Encontramos un llanete abierto por la mano humano en la ladera y un reparo de mampuestos que domina la carretera, que serpentea muy abajo: esto tiene todas la trazas de ser obra militar. Aquí, en plena solana, al sol y protegidos del viento, comemos nuestros bocadillos.

Regresamos luego a la pista principal y seguimos bajando. Cuando el camino casi toca la linde del pinar inicia un acusado descenso zigzagueante y luego se dirige al SE para alcanzar un puertecillo (hito nº 7) que nos permite, de nuevo, asomarnos a las laderas meridionales de la sierra que estamos recorriendo. Por este puerto pasa el contacto entre los mármoles, al O, y las peridotitas, al E, cubiertas de pinos. Bajo el puerto, hacia el S, entre los pinos, merodean cinco caballos que nos hacen soñar con los asturcones y que no imaginamos cómo demonios están allí. Si nos volvemos al N vemos el camino que sube desde la Fuenfría y una de las trincheras de la que se extrajo magnetita y que conocemos bien. Subimos ahora al cerro pardo que se eleva hacia el SE y descendemos a otro puertecillo (hito nº 8). Es aquí donde se toma lo que cabe calificar como la ruina de un carril que en otro tiempo permitió a algunos, quizá a los forestales, subir a la sierra por estos parajes. Enseguida nos internamos en el bosque. Las instrucciones son las siguientes: en la primera bifurcación (hito nº 9)nos dirigimos a la izquierda; a partir de aquí la pista desciende por un barranco hasta quedar colgada (hito nº 10) sobre un cortado en las proximidades del PK 144 (hito nº 11)de la carretera junto a la que tenemos el coche. 

Mientras bajamos tenemos la ladera a la derecha y el barranco, en el que canta el torrente, a la izquierda. hay tres bifurcaciones a la izquierda que se dirigen a la vaguada y que mueren en ella. Dije que el camino es una ruina porque está obstruido en muchos lugares por pinos caídos o derribados, por amontonamientos de rocas desprendidas, por montones de ramas, piñas y pinocha arrastradas por las aguas, está abarrancado por muchos años de erosión y todo ello lo hacen verdaderamente penoso de transitar. Al final, donde la mísera pista muere colgada sobre la carretera, se adivina más que se ve un sendajo que nos lleva hasta un asa como la que nos sirvió para aparcar nuestro vehículo.

Nota. La guerra civil estalla en 17 de julio de 1.936. Queipo de Llano toma Ronda el 16 de septiembre. El 5 de febrero de 1.937 Queipo de Llano inicia la ofensiva que había de culminar con la toma de Málaga y el 8 de febrero a las 7:30 a.m. los nacionalistas entran en Huelin. Así pues la carretera de San Pedro de Alcántara a Ronda fue frente de batalla durante más de cinco meses, lo que justificaría plenamente la existencia de restos de fortificaciones.

18. Lo que se divisa desde la cumbre (S, E, N, O)

26-XII-00 Sólo pudimos echar fugaces vistazos al paisaje a causa de las nubes que nos envolvían entre ráfaga y ráfaga de viento.
29-XII-00 Montemayor, sierra Palmitera, sierra de Trincheruelos, sierra Blanca de Marbella, sierra Canucha, sierra Real de Istán, con el vértice geodésico de Armas y, entre ella y la sierra de Trincheruelos, la cumbre del cerro del Duque, en la sierra de las Apretaderas; muy a lo lejos la ¿sierra de Mijas?, cerros Abanto y Alcojona y detrás las laderas sudoccidentales de la Torrecilla y la sierra de las Nieves; sierra del Oreganal, con la cancha de Almola, Jarastepar, sierra de Juan Diego, sierra Blanquilla de Cortes, sierra del Pinar de Cortes, sierra de Benadalid, Benalauría y Algatocín y, entre nosotros y ellos, el alto valle del Genal del que vemos dos pueblos: Cartajima en la laderas septentrionales y Pujerra en las meridionales; Jardón, sierra Bermeja y los Reales; y por último el mar y, de nuevo, Montemayor.

19. Fechas de subida

26-XII-00 (Pepe, Lola honoris causa y Luis).
29-XII-00 (Luis et al.).

20. Geología

El ascenso se hace entre los mármoles de contacto entre las dolomías y “calizas tableadas negras” de la Unidad de las Nieves (que se suele incluir en la zona Subbética) y la intrusión ultrabásica (en estos parajes con harzburguita-lerzolita).

21. Vegetación

En los mármoles y cerca de la carretera un matorral de aulagas, matagallos y almoradux. Más arriba un espartal, viejos pinos y alguna encina. En lo más alto matorral almohadillado de Bupleurum spinosum y abarcapiedras y, muy raros, algunos pies de la sabina Juniperus phoenicea.
Es interesante la distribución de las tres especies y el híbrido del género Phomis presentes en estos parajes: en las partes bajas matagallo (Phlomis purpurea) y matagallo amarillo (Phlomis lychnitis), más arriba híbridos (Phlomis composita Pau = Phlomis crinita´ Phlomis lychnitis)y en lo más alto la oreja de burro (Phlomis crinita). 

22. Fauna

26-XII-00 Alguna chova piquirroja graznó entre las nubes.
29-XII-00 Cuatro buitres leonados nos sobrevolaron mientras subíamos y volaron bajo nuestras vistas cuando alcanzamos la cima meridional.
Vimos numerosas chovas piquirrojas y dos esqueletos de macho cabrío.

23. Opciones alternativas en las proximidades

La Fuenfría.
El puerto del Robledal y la cabecera del río Guadaiza.

24. Connotaciones Sexuales

François Auguste René Rodin, El amor fugitivo.Las canteras de mármol que se divisan en las proximidades y, todavía más, el tacto sensual de los grandes bloques, hábilmente labrados, que hay en las proximidades de la construcción enigmática que domina la carretera, me obligan a reflexionar sobre los testimonios pétreos que nuestra lujuria ha dejado a lo largo y ancho del tiempo y del espacio.

 
Pero ¿dónde detener nuestra mirada lúbrica? Desde las Venus auriñacienses y los personajes itifálicos de Altamira, Lascaux e Isturitz hasta El eterno ídolo o El beso, con que nos regaló Rodin, pasando por los cunilingus de la iglesia de Isle-Adam o del castillo de Montreuil Bellay, la oferta es casi infinita.
 
Pero esta duda, este titubeo es pura retórica. ¿A dónde puedo dirigir vuestros ojos sino a la tierra de los hombres y las mujeres para los que no existía el pecado de la carne, dónde no se concebían sentimientos de culpa asociados a las prácticas sexuales, donde los genitales no eran sucios, vergonzosos, o innobles, sino objeto de respetuoso cariño, de atentos cuidados, de emocionada ternura y de concienzudo estudio? Hablo de la India, desde luego.
Decididos a viajar a la India no hay que darle muchas vueltas; los objetivos de nuestra peregrinación vienen impuestos por el tópico, por el “dónde va Vicente”. Nos dirigimos, con el resto de la manada, hacia Khajuraho1 primero y, luego, hacia Konarak. ¿Por qué dos metas? Porque tres son demasiadas y una demasiado poco.
KHAJURAHO
François Auguste René Rodin, El eterno ídolo.Estamos pues en Allahabad, en la confluencia del Ganges y el Yamuna, lugar a donde debemos de acudir para ultimar -y nunca mejor dicho- nuestra postrera tarea de morir, pues, como bien sabéis, en esa confluencia deben arrojarse las cenizas de cuantos aspiran al paraíso. Si dirigimos la vista al sur vemos, muy cerca, lo que parece una cadena montañosa, pero no es sino el borde septentrional de ese intrincado conjunto de mesetas que es el Decán. Tomamos pues la carretera que, buscando el mediodía, se dirige a Nagpur y Hyderabad. Muy pronto nuestro camino se eleva hacia lo alto del macizo neísico cortado por los afluentes del Yamuna y dejamos atrás Utar Pradesh para internarnos en el vecino Madhya Pradesh. Después de viajar cien kilómetros, acongojados por la idea de ser degollados en la próxima curva por bandidos de leyenda llegamos a Rewa. Poco más allá abandonamos el camino bueno y nos desviamos a la derecha, hacia el oeste, en dirección a Panna y Chhatarpur. Subimos y bajamos por las colinas. Desde Panna descendemos hasta el fondo del valle del río Ken y luego volvemos a subir. Todavía falta bastante para llegar a Chhatarpur cuando una señal a la derecha nos indica el camino del recinto arqueológico de Khajuraho. Tenemos buen cuidado de hacer nuestro viaje en los años veinte del siglo que agoniza (nada de infraestructura turística: ni hoteles, ni restaurantes, ni guías, ni tiendas de recuerdos...) y de aproximarnos a la ciudad fantasma en la hora del crepúsculo. Estamos en una comarca de colinas y lagos y nos rodean campos cultivados y bosques de mangos. Las torres de los templos (sikham), construidas de piedra arenisca color gamuza (como en Salamanca) que difunde un magnífico color caliente bajo la luz del sol de la India, adquieren en el crepúsculo una dulce pátina rosada que, cuando los últimos rayos iluminan su barroca superficie, se torna en un majestuoso color dorado. Un instante prodigioso torna la piedra en oro.
 
Como viajamos en el tiempo, en las proximidades de los templos sólo hay una aldea de campesinos que nos contemplan sorprendidos.
Pareja de amantes con un segundo personaje que interviene en la acción, del Templo del Sol o Pagoda Negra de Konarak, India.La antigua Khajuraho fue, en una antigüedad aún más remota, la Ciudad de las Palmeras, Kharjurabraka, del nombre de la “kharjura” (Phoenix sylvestris), con cuyas imágenes estaban decorados los muros exteriores de la ciudad. Se extendía por veinte kilómetros cuadrados de superficie e Ibn-i-Battuta, que la visitó en 1.335, todavía nos habla de las maravillas que pudo ver en las riberas del lago Ninora Tal. Si Ibn-i-Battuta pudiera acompañarnos nos diría que lo habíamos llevado a un campo de ruinas. Abandonada después de las invasiones musulmanas, los templos cayeron en el olvido y no fueron redescubiertos hasta el siglo XIX.
 
Libres como los pájaros nos dirigimos ahora hacia el Kandarya Mahadeva2. Construido sobre una alta plataforma, se nos presenta como la integración de cuatro cuerpos, cubiertos de tejados piramidales que ascienden escalonadamente para culminar en el gran sikham, que cubre el sancta sanctorum y simboliza la montaña sagrada que se piensa que ocupa el centro del universo. Nada nos impide ya penetrar en el viejo templo abandonado y así traspasamos el umbral de la gran puerta y entramos en el ardha mandapa o pórtico, atravesamos la mandapa o nave con columnas destinada a los fieles, cruzamos incluso la antarala, que separaba a los fieles del último recinto, y nos encontramos, finalmente, en la garbhagrha o cámara sagrada: tenemos delante el lingan3, símbolo de Siva, enorme falo de mármol de 1,35 m de altura, y sobre nosotros la cubierta, una torre (sikham) de treinta y tres metros de altura. Deambulamos por el interior y contemplamos las paredes llenas de esculturas, salimos y seguimos abismados en la multitud de músicos que tocan distintos instrumentos, cocodrilos, dioses y diosas volando, parejas copulando, genios, ninfas, diosas-serpientes, cada uno de los cuales tiene su personalidad, su gracia, Pareja de amantes, de un templo del lugar arqueológico de Khajuraho, India.su gesto característico. Los rostros de los copuladores alcanzan a veces una expresión de gran alegría y plenitud y en otros casos la paz y la tranquilidad, una serenidad extraordinaria que se expresa mediante una sonrisa tierna y enigmática, reforzada por los ojos semicerrados, alargados, en forma de almendra; una serenidad angélica que turba a los occidentales, desconcertados por las posturas de acoplamiento que ellos sienten obscenas. En realidad las estatuas no decoran sino que son un centro secundario de irradiación, una presencia divina subsidiaria respecto a la cámara sagrada y están allí con un fin ritual preciso. El maithuna, o representación del acto sexual, es también símbolo de la unión del alma humana con su señor, Siva, la fuerza divina de renovación, transformación y creación, que se expresa en el hombre mediante su fuerza genésica, su poder sexual simbolizado en el lingan. El maithuna es una fuente de fecundidad que irradia de los muros y de las puertas, que beneficia de esta manera a los fieles que nos aproximamos por el poder del deseo que engendra la contemplación. Mediante el maithuna Siva actúa en nosotros y nos empuja a la copulación, pero también inclina al ascetismo, a la unión divina, y así la pareja simboliza a dios, a la sakti divina, la sabiduría eterna. 
 
La sexualidad fue aquí pensada como una fase necesaria en la vida de toda persona: todo individuo debe llegar a ser un experto amante para poder, en una fase más avanzada de su vida, renunciar a su sexualidad y convertirse en un asceta.
 
KONARAK
 
Nos hemos marchado a Puri, en el delta del Mahanadi, a orillas del golfo de Bengala, por donde navegaron, antes que nosotros, el portugués Yáñez y su amigo Tremal Naik. Estamos en el estado de Orissa. Seguimos el camino de la costa hacia el norte y a treinta kilómetros de la ciudad llegamos a un lugar solitario y desierto (estamos en 1.920) en medio de la arena, a tres kilómetros de la playa, nos encontramos con el Templo del Sol o Pagoda Negra de Konarak, construido durante el reinado de Narasimhadeva I Ganga (1.239-1.264) por iniciativa de este rey y de su esposa Sita Devi. 
 
La principal característica de este templo es su colosalismo y el hecho de habernos llegado mutilado. Está construido sobre un plinto de más de tres metros de altura que representa el carro de Surya, el dios Sol. En este basamento se han esculpido veinticuatro ruedas gigantes de piedra, que simbolizan el ciclo solar, y a él se sube por una escalera en la que se han colocado los caballos que arrastran el carro. La gran escalera da acceso al jagamohana o porche, gran edificio cúbico de treinta y tres metros de lado, cubierto por un tejado piramidal de treinta y tres metros de altura. A continuación estuvo el deul o santuario con su sikhara o torre, que, por los restos, debió ser inmensa4. El carro lleva todo un mundo de músicos, caballeros, parejas copulando, elefantes, leones, pájaros... Las escenas sexuales aparecen alrededor de las puertas, sobre los dinteles, sobre los muros y en torno a los dioses.
François Auguste René Rodin, El beso.NOTA 1. Fue capital de los Candella, dinastía local que gobernó el territorio de Jujakabhukti o Jujhoti (actual provincia de Bundelkhand) y se independizó de los reyes de Kanauj c. 900 d. J. C. Los templos comenzaron a construirse durante el reinado de Dhanga (950-1.002). Se dice que los Candella construyeron ochenta y cinco templos, de los que sólo veintiuno quedan en pie; los hay visnuítas, sivaístas y jainas. Entre los templos visnuístas y sivaístas no hay diferencia de estructura, pero los segundos, que son los que aquí nos interesan, tienen en la cámara sagrada un lingan, una efigie del toro sagrado Nandi delante del porche (ardha mandapa) y un tridente en la cima del tejado.
 
NOTA 2. Este templo fue construido entre 1.017 y 1.029. Se han contado en él ochocientas setenta y dos estatuas de entre setenta y cinco y cien centímetros de altura, doscientas veintiséis en el interior y seiscientas cuarenta y seis en el exterior.

NOTA 3. No lejos del Kandarya Mahadeva está el templo de Visvanatha cuyo lingan, que en la actualidad es de piedra, era de esmeralda.

NOTA 4. Mucho se ha escrito sobre esta torre. Algunos dicen que es obra inconclusa porque su edificación superó las posibilidades técnicas de los arquitectos. Otros afirman que se derrumbó, y atribuyen el derrumbamiento a las más diversas causas. Lo cierto es que hay testimonios antiguos del asombro que el templo causaba a cuantos lo contemplaban y que la sikhara fue punto de referencia de los marinos indios que navegaban por el golfo de Bengala. Incluso hay descripciones del siglo XIX que demuestran que el derrumbamiento de la torre ha continuado. Por lo que nos queda se deduce que era (o debería haber sido) mucho más alta que las más altas que han llegado hasta nosotros, que alcanzan los sesenta metros.

 

 (c) Luis Sarasola Luna, para uso y abuso de Andrés Rodríguez González

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