Loco,
inadaptado social, valiente, osado,
inconsciente... Muchos adjetivos se han
usado para describir la extraña personalidad
de nuestro "héroe".Quizás, si contamos
algunos hechos significativos de su vida, y
mostramos con las rutas los lugares donde
ocurrieron, el internauta pueda hacer sus
propias conjeturas acerca de Pasos Largos,
el último bandolero de la Serranía de Ronda.
El enfrentamiento
en el Cerro de El Mures, será la ruta
propuesta ahora.
El Cerro Mures es
un magnífico picacho calizo que parece
actuar como el cierre natural de la
Depresión de Ronda por el oeste; por sus
proximidades y aprovechando el curso del
arroyo de El Cupil y el cañón esculpido por
él, discurre la carretera de Ronda a
Sevilla, antiguo camino de herradura testigo
de correrías de bandoleros y diligencias.
Para llegar hasta
él andando, partirnos de la ciudad de Ronda,
un buen punto puede ser el Hotel Reina
Victoria; nada más partir hacia el barrio de
La Dehesa aparecen en nuestro camino unos
miradores sobre el magnífico cortado del
Tajo de Ronda que queda a nuestra izquierda,
pronto quedan las últimas casas atrás y
entramos en un camino que desciende entre el
precipicio y unos pinares.
Continuamos en
descenso hasta llegar a la carretera de
Ronda a Benaojan, que hemos de seguir un
trecho que pronto abandonamos, justo antes
del puente; para tomar, por la derecha, un
camino que nos llevará a la unión del río
Guadalevín con el río Guadalcobacin que en
ese punto dan origen al Guadiaro.
Muy
pronto el camino alcanza la vía del tren que
hemos de cruzar y tomar el camino central de
los tres que encontrarnos, camino por el que
ascendemos entre campos de cultivo primero y
de matorral después, cuando la calidad del
suelo y las fuertes pendientes impiden el
uso agrícola que se da a la zona más baja.
En otros tiempos este lugar que ahora
atravesamos fue famoso por la gran cantidad
de tórtolas que en él se cazaban.
Cruce del río. El
carril se torna dificultoso por lo empinado
y las piedras que presenta, las paredes del
Cerro Mures aparecen por la derecha y por la
izquierda comienzan a cerrarnos la, ahora,
estrecha vereda, rocas calizas con curiosas
formas producto de la erosión. Estamos en el
Boquete del Mures, un estrecho puerto de
montaña, atrás, a nuestras espaldas, queda
una vista panorámica de la ciudad de Ronda,
delante y tras cruzar la carretera
encontraríamos el tremendo sumidero de la
Cueva del Hundidero, pero este no es nuestro
objetivo.
Cuando coronemos
el puerto y veamos la carretera y los
amplios campos que aparecen hemos de dejar
la vereda y ascender por la derecha en un
terreno con ciertas dificultades entre las
agnetadas rocas calizas y los matorrales
hasta la parte más alta del Cerro Mures.
Antiguo baluarte de buitres que anidaban en
sus paredes, conserva algunas oquedades y
grutas interesantes y un precioso bosquete
de matorrales formados por cornicabras. La
vista que se divisa es espectacular y justo
debajo de unos de esos murallones rocosos
que como si fueran paredes de un castillo
rodean el cerro, en un lugar no localizado
con exactitud pero allí donde la pared
presenta una oquedad en forma cóncava y que
se denomina en algunos mapas "La Agarrá de
Pasos Largos" ocurrió el hecho que a
continuación relataré y que, para mí,
muestra ese rasgo especial del carácter del
personaje que le hace difícil de catalogar.
La historia y la
leyenda:
Pasos Largos, en
sus recorridos huyendo de los guardias
civiles o quizás por que se entendiera con
la mujer de un cabrero, había cogido afición
a pasar una o dos tardes a la semana en un
chozo situado en la ladera del Cerro Mures;
la mujer, junto a la guardia civil idearon
una trampa para capturarlo, consistía en que
la cabrera echaría en el café una planta
llamada adormidera y cuando el bandolero se
quedara profundamente dormido los civiles
podrían capturarlo sin dificultad. Después
del café, efectivamente Pasos Largos se
quedó postrado somnoliento, pero cuando
llegaron los guardias el bandolero despertó
y perforó con sus manos la pajaza del chozo
consiguiendo huir entablando un tiroteo en
el que resultó herido en un tobillo y acabo
cayendo entre los barrancos rocosos.
Las heridas
causadas por la bala y las contusiones de la
caída obligaron al bandolero a entregarse en
Ronda al día siguiente. Hasta aquí la
historia según se la contaron al autor del
libro, pero la leyenda dice que al sentirse
descubierto por la guardia civil en el
chozo, inició con su característica
habilidad, una rápida huida que hacia
imposible su captura y cuando ya estaba
alejado de la choza se dio cuanta de que se
había dejado una talega con dinero en el
interior y regresó a por ella, sorprendiendo
a los guardias con sus disparos, recogió el
dinero e inició una nueva huida pero esta
vez sin suerte ya que fue herido. En el
resto la historia y la leyenda coinciden.